
El presidente de la Generalitat apuesta por el decrecimiento forestal en Cataluña en pleno debate sobre los incendios. El compañero David contesta como corresponde a esta desfachatada boutade.

David Villalba. Ecologista de La Manchuela.
Semejante barbaridad, que podría ser tentador atribuir a la ignorancia más absoluta de las más básicas nociones de ecología, pronunciada por uno de los más nefastos políticos de el supuesto socialismo, no es fruto de la idiotez, sino de un plan muy bien trazado y orquestado de huida hacia delante del capitalismo terminal.
Ante un escenario de descenso energético debido en parte al agotamiento irreversible de los combustibles fósiles, la sangre del capitalismo, era sólo cuestión de tiempo que desde los cenáculos del oligopolio se mirara con avidez a cualquier recurso susceptible de ser quemado en las calderas del capital para mantener al monstruo en su frenético avance hacia el abismo.
Los bosques, desde su mirada monetizadora y extractivista se transforman en su neojerga, apuntalada por el cuerpo de ingenieros forestales al rescate del capital, en «biomasa», la cual nos dicen que va a ser pasto de las llamas sin ninguna duda por una especie de maldición determinista, y para salvarla lo mejor es triturarla y quemarla, para poder monetizar su reducción a cenizas.
Todo este corpus de políticos y técnicos, mamporreros complacientes del capital, son capaces de prostituir incluso términos que antaño se levantaban como bandera en los argumentarios ecologistas, como el decrecimiento.

Es algo completamente abyecto abogar por un supuesto decrecimiento mientras se amplía el aeropuerto de Barcelona y no para de crecer el número de turistas que desembarcan de los miles de leviatanes de acero que arriban al puerto de Barcelona en una invasión constante y creciente, apostando por la creación de más infraestructuras y templos capitalistas, como el complejo Hard Rock.
No, no sobran bosques, sobran políticos, sobra hormigón, sobran industrias contaminantes, sobran turistas, sobran especuladores, sobran tecnócratas, sobran ecocidas, sobra un sistema político-social que nos lleva cuesta abajo y sin frenos a un cataclismo ecológico y social sin precedentes.
Sobra usted y toda su nefasta caterva de tecnócratas y palanganeros del capital, señor Illa.
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