Editorial
La revolucionaria pintura de Goya, que despierta un profundo sentimiento de empatía hacia las víctimas de las guerras, era también el retrato del síntoma del ocaso del Antiguo Régimen en el que solo la simbología asociada a los estamentos de poder era objeto de contemplación, quedando reducido el dolor mundano a los martirios de los personajes bíblicos.
La expresión de furia, venganza y al mismo tiempo horror de quienes están a punto de morir fusilados, es la expresión humana que con su grito despierta desde lo más remoto de los tiempos para reivindicar lo esencial, es decir: la sensibilidad que caracteriza a nuestra especie.

La Vuelta a España ha sido cancelada y esto nada tiene que ver con el ciclismo ni con el deporte sino con la espantosa crueldad sin límites que ha sido mostrada con la más delirante frivolidad por los medios de comunicación y la más denigrante complicidad de los gobiernos, que a día de hoy, y después de dos años del comienzo del holocausto sobre el pueblo de Gaza, sigue impune.
Estamos, quién sabe, ante el inicio de una reacción primaria, necesaria y trascendente, porque de forma clara es interrumpido un acontecimiento que servía de propaganda al Estado de Israel y que trataba de maquillar su limpieza étnica, pero sobre todo porque puede ser el catalizador de próximas acciones, seguramente aún más necesarias.

El pueblo herido se levanta contra la visión aterradora del nazismo que revive con el nombre de sionismo, y esto es lo que ahora importa. Esto es lo destacable, pero también la audacia de las personas manifestantes para encender las luces y demostrar que no son cuatro gatos los que repudian la violencia extrema contra personas indefensas, la violencia extrema de los campos de exterminio que con la aquiescencia de países pusilánimes es capaz de seguir fabricando o traficando con tecnología para beneficio propio a costa de la pérdida de millones de vidas.
El cuadro del levantamiento de Madrid está pintado, ahora solo falta que recorra el mundo y que el mundo mire hacia Palestina.

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