
Por Rosa Roda
Periodista murciana.
La DANA Alice no solo ha incrementado el nivel del agua y removido los sedimentos, sino que ha reactivado los mecanismos que históricamente han llevado al mar interior al borde del colapso ecológico. Los datos son claros: más agua dulce, más nutrientes y más clorofila
El último informe del Proyecto BELICH, elaborado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) y el CEBAS-CSIC con la colaboración de Tragsatec y la Dirección General del Agua, advierte de un riesgo inminente de nuevo episodio de eutrofización en el Mar Menor tras el paso de la DANA Alice.
Los sensores del sistema de monitorización detectaron una entrada masiva de agua dulce, sedimentos y nutrientes, así como niveles récord de clorofila-a, comparables a los que se registraron en los años de la llamada “sopa verde”.
Un mar que subió 20 centímetros en horas
La DANA, que descargó lluvias torrenciales entre el 9 y el 15 de octubre, provocó una subida del nivel del mar de hasta 20 centímetros y dos grandes entradas de agua: la primera el 10 de octubre por la cuenca sur, y la segunda la madrugada del 11 por la zona norte, a la altura de San Javier.
Según el informe, estas avenidas provocaron un descenso abrupto de la salinidad y un aumento repentino de la turbidez -hasta 9 FTU en algunos puntos- , lo que evidencia la llegada de agua cargada de sedimentos y materia orgánica desde las ramblas y la cuenca vertiente.
Estratificación y falta de oxígeno en el fondo
Los investigadores del IEO-CSIC constataron que la entrada de agua dulce generó una estratificación temporal de la columna de agua, especialmente en el sur de la laguna, donde se alcanzaron niveles de oxígeno disuelto por debajo de 3 mg/L, situación considerada de hipoxia.
Aunque este episodio fue transitorio y el oxígeno volvió a valores normales, el estudio advierte que las capas profundas del centro y sur del Mar Menor mantienen aún una tendencia descendente, señal de que el equilibrio sigue siendo frágil.
Clorofila en niveles críticos: el preludio de un nuevo colapso
El dato más preocupante del informe es el incremento súbito de clorofila-a detectado a partir del 14 de octubre.
En apenas dos días, los sensores registraron concentraciones de hasta 12 mg/L, niveles idénticos a los de los grandes blooms fitoplanctónicos que desencadenaron la crisis ambiental de 2016.
Los científicos confirman que se trata de un aumento real y validado mediante análisis de laboratorio, y alertan de que si las condiciones meteorológicas permanecen estables, el episodio podría intensificarse y consumir el oxígeno del agua, con consecuencias graves para el ecosistema lagunar.
“Las concentraciones de clorofila alcanzadas son muy elevadas para la laguna y solo se habían registrado en anteriores episodios de ‘sopa verde’”, recoge textualmente el informe del BELICH.
El exceso de partículas en suspensión ha reducido además la luz que llega al fondo a tan solo el 5 % de la irradiancia superficial, un nivel que impide el crecimiento de la vegetación bentónica, esencial para la oxigenación y estabilidad ecológica del mar interior.
Más de 11 hectómetros cúbicos de agua y 40.000 toneladas de sedimentos
El balance hidrológico realizado por el IEO-CSIC, el CEBAS y Tragsatec coincide en un dato clave: la DANA Alice introdujo en el Mar Menor alrededor de 11,5 hectómetros cúbicos (hm³) de agua continental, cargada de sedimentos y nutrientes.
Solo por la rambla del Albujón habrían entrado 2 hm³, pero el resto procede del conjunto de la cuenca, lo que demuestra la magnitud del episodio.
Los cálculos estiman una carga total de 40.000 toneladas de sólidos en suspensión, junto a 77 toneladas de nitrógeno, 36 de fósforo y más de 560 de carbono orgánico.
Estas cifras, según los técnicos, representan una inyección masiva de materia nutritiva que alimenta el crecimiento del fitoplancton y acelera los procesos de eutrofización que el Mar Menor lleva años intentando revertir.
El acuífero se recarga y amenaza con seguir filtrando
La DANA también tuvo un impacto notable en el acuífero cuaternario del Campo de Cartagena, que experimentó ascensos de hasta 2,5 metros.
Los especialistas estiman una recarga de entre 2,5 y 7 hm³, parte de la cual podría descargar lentamente al Mar Menor en los próximos meses, manteniendo un flujo continuo de agua dulce que prolongue el desequilibrio lagunar.
Aunque estas aguas de recarga no presentan altas concentraciones de nitratos, su llegada retardada podría mantener las condiciones de estratificación durante semanas o incluso meses.
Un ecosistema en vigilancia permanente
El informe concluye que los efectos más críticos -hipoxia, turbidez y aumento de clorofila- han sido hasta ahora transitorios, pero advierte que la persistencia de las condiciones actuales podría agravar el daño ecológico.
Todo dependerá, insisten los investigadores, de la evolución meteorológica en los próximos días: si el tiempo es estable, el bloom fitoplanctónico puede intensificarse; si hay viento o variaciones térmicas, la mezcla vertical del agua podría disminuir el riesgo de colapso.
Mientras tanto, los equipos del Proyecto BELICH, financiado con fondos Next Generation EU, permanecen en modo de emergencia recogiendo muestras y validando datos para cuantificar la magnitud real del impacto.
Fuente: RRNEWS






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