Se trata de Carboneras de Guadazaón, que permanece a la espera de que se apruebe esta explotación de casi 2.000 cerdos. Desde la asociación vecinal ‘Pueblos Vivos Cuenca’ rechazan por completo esta nueva explotación ganadera, alegando que se trata de una zona “vulnerable a nitratos” y con una “excesiva carga de ganadería industrial

Vista aérea de las cuatro macrogranjas porcinas activas en Carboneras de Guadazaón. Fotografía: Pueblos Vivos Cuenca.
La localidad conquense de Carboneras de Guadazaón podría tener su quinta macrogranja porcina en marcha. En este caso se trata de una explotación ganadera de 1.995 cabezas de cerdos de cebo que gestionaría la empresa FICAPORC S.L.
Se ubicará en el paraje de ‘La Nava’, junto a la carretera que conecta las poblaciones de Carboneras de Guadazaón y Pajarón, en una de las zonas con mayor concentración de granjas intensivas de porcino de la provincia, que han ido instalándose de forma progresiva.
Al tratarse de una explotación con menos de 2.000 cabezas, este nuevo proyecto se tramita bajo la fórmula de la ‘evaluación ambiental simplificada’. “Es procedimiento mucho más simple, en cuanto a documentación y trámites, que se salda con un simple informe de impacto ambiental”, destaca Toni Jorge, coportavoz de la asociación Pueblos Vivos Cuenca. De lo contrario, se haría una ‘Evaluación ambiental ordinaria’, que “exige mucha documentación y los periodos se dilatan más en el tiempo. Es algo que solo queda al alcance de empresas muy potentes que se lo pueden permitir”, explica.
Pueblos Vivos Cuenca alerta de que “es práctica habitual que el promotor solicite licencia para una macrogranja que no supera los 2.000 cerdos para evitar la evaluación ambiental ordinaria, que es más exhaustiva y rigurosa, y después solicitar varias ampliaciones fácilmente. De hecho, una de las macrogranjas de Carboneras arrancó en 2014 con 1.992 cabezas y ahora tiene 6.968 plazas de cebo”.
Por ello la organización vecinal exige que “este proyecto se tramite como evaluación ambiental ordinaria, ya que la Ley de Evaluación Ambiental de Castilla-La Mancha lo permite cuando existen efectos sinérgicos con otras instalaciones, sería el caso ante la alta carga ganadera de la zona, o determinados riesgos ambientales, como sería el caso por la contaminación por nitratos”.
Esta nueva macrogranja no forma parte del grupo de 61 proyectos que quedaron pendientes de tramitación durante la moratoria decretada por el Gobierno de Emiliano García-Page para este tipo de instalaciones, según Pueblos Vivos Cuenca.
La citada moratoria terminó el 31 de diciembre de 2024 y, en paralelo, se aprobó un decreto de gestión de estiércoles, que fue muy criticado por organizaciones ecologistas y plataformas vecinales al considerarlo “una farsa”, frente a la afirmación del Gobierno de Castilla-La Mancha que asegura que permitirá controlar el vertido de residuos procedentes de estas granjas.
Y es que, en opinión de las plataformas vecinales y de la Asociación Pueblos Vivos Cuenca, este decreto abre la mano a la proliferación de este tipo de explotaciones industriales gigantes y, de paso, sirve para abastecer a la industria del biogás. El Gobierno de Castilla-La Mancha ha diseñado un Plan Estratégico de Biometano, para aprovechar los residuos, en particular los purines de los cerdos, que también está siendo muy contestado en el ámbito social.
Se da la circunstancia que la misma empresa, FICAPORC S.L., se encuentra tramitando otra macrogranja en la vecina localidad de Pajarón con una capacidad proyectada de 4.300 cerdos de cebo, según explican Pueblos Vivos Cuenca.
Aguas subterráneas con “altos niveles de nitratos”
Pueblos Vivos Cuenca considera que “el término municipal de Carboneras de Guadazaón tiene una carga excesiva de ganadería industrial, lo cual se está notando en la calidad de sus aguas subterráneas”.
Hay que recordar que hace justo un año, la asociación Pueblos Vivos Cuenca ya denunciaba que en Carboneras de Guadazaón hasta en cuatro fuentes de agua el nivel de nitratos superaba el límite permitido.
La captación original de agua de la localidad, situada en la fuente ‘Villar de Cañas’, “tuvo que cambiarse debido a la contaminación por nitratos y sustituirse por otra que mezcla pozo entubado y manantial”, según aparece en el Sistema Nacional de Aguas de Consumo (SINAC-Ministerio de Sanidad) y explica la asociación Pueblos Vivos Cuenca.
Tal y como fija la normativa de la Unión Europea, “el agua no es potable a partir de 50 miligramos de nitratos por litro”, tal y como detalla la asociación vecinal. Las fuentes con altos niveles de nitrato eran: La Malena (67), El Villar (59), Villar de Cañas (71) y la Aguanfría (56), según reflejaban los datos recopilados el 28 de julio de 2024.
Reclaman la declaración de zona vulnerable a nitratos
Desde Pueblos Vivos Cuenca solicitan a la Junta de Castilla-La Mancha la declaración de la zona como “vulnerable a nitratos”. En plena Serranía de Cuenca, y a pesar de la concentración de industrias ganaderas intensivas, no aparece en el nuevo mapa de contaminación por nitratos elaborado por el Gobierno regional.
Según los datos del Registro Ganadero los términos municipales de Carboneras de Guadazaón, Reíllo y Pajarón “suman un censo porcino de más de 28.500 cabezas de cerdo, en un radio de cinco kilómetros. Con las nuevas macrogranjas de Carboneras y Pajarón el censo ascendería a 34.737 cerdos”, explican desde Pueblos Vivos Cuenca.

Vertido de purines en fincas de Carboneras de Guadazaón en noviembre de 2023. Fotografía: Pueblos Vivos Cuenca.
Además, este proyecto de quinta macrogranja porcina para el municipio conquense supondría un consumo estimado de agua potable al año -durante los 2,4 ciclos anuales de producción- que llegará a los 5,9 millones de litros, según se detalla en la solicitud propuesta por la empresa en el apartado de dotaciones por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar (2022-2026). Igualmente, la macrogranja generará casi “4,3 millones de litros de purín” anuales, que según el colectivo vecinal, “son vertidos en fincas de la zona”.
Toni Jorge cree que “es un despropósito” que se aprueben proyectos de este tipo, ubicados en zonas cercanas a reservas naturales. “Hemos presentado bastantes quejas y nunca hemos recibido contestación al respecto. Parece como si fuésemos sus enemigos”, ha lamentado el ecologista al recordar que la comunicación con el Ayuntamiento de Carboneras de Guadazaón ha sido nula.
Este medio ha intentado conocer la opinión del alcalde, Carlos Arteche, quien ha declinado hacer declaraciones.
Fuente: elDiaro.es
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